Eres mi sentido, mi
pensar y las palabras,
el dogma, la teoría
que desnuda mis enigmas,
eres mi mundo el
rocío que humedece mis esperanzas,
el otoño que espera
a la vuelta de la esquina,
primaveras que tu
cuerpo me prodiga en nuestro lecho.
Eres mis deseos,
apetitos, necesidad y mis ansiedades,
eres obsesión que
quema el beso que me esclaviza,
aire de la mañana,
la luz de la aurora el aire de atardeceres nostálgicos,
la estrella que anuncia el augurio.
Eres libertad cuando
me vuelves prisionero de tus brazos,
felicidad inaudita,
la risa, el llanto, una lágrima fría,
eres mi leyenda,
mis cuentos, fábulas que bostezas tu moraleja,
el argumento, el
acertijo, la respuesta, el frío y el candor,
la puerta que
muestra el sendero al paraíso de tu cuerpo.
Eres el pecado que
redime, la cruz que llevo a cuestas y resucita,
la gloria que canta
mi historia, mi evangelio,
mi templo, el
altar el sacramento que me salva,
eres plegaria,
perdón, misericordia y el consuelo del destino,
que marco
indeleblemente el camino.
Eres parábolas sin
cielos, mi conversión y mis delirios diarios,
eres el acertijo si
respuesta, un misterio y tus ojos océanos,
eres mi respiro, la
provocación del agotamiento, la carne, el espíritu,
el lápiz, el papel y
la inspiración que viene de tu denudez.
Eres la ley el
delito, el agua de un oasis que no es espejismo,
el vino que no me
embriaga, la brea que no enferma,
una pluma de humo,
la ráfaga que mese mis juicios,
el sosiego que me
resguarda en cada uno de tus besos.
Eres la fe, la
verdad que no se encuentra,
eres el libro donde
encuentro el verso,
más triste más lento
que congoja mi alma,
que alegra el
espíritu.
Poema enviado por : Rodolfo Sequeira