Le he confiado a la montaña
lo que te he llegado a amar
y no ha podido guardarlo
pues lo ha dejado escapar.
Le dije que te quería
con un amor sin igual,
y lo ha confiado a la brisa
y al viento por mi mal.
Hoy, lo saben ya las aves
se los oigo pregonar
en sus trinos, en sus vuelos
en su dulce gorjear,
lo recogerán las nubes,
tampoco lo han de guardar
por que en la lluvia algún día
a la tierra lo han de hablar.
Quizá subirá hasta el cielo,
las estrellas lo sabrán
y ellas en lluvia de luces
al mundo lo contarán;
lo sabrá el mar, la ribera,
y las flores lo sabrán
y el sol, la lluvia y el viento
este amor han de contar.
Ahora si ya no es secreto
esta manera de amar,
que guardé por mucho tiempo
como perlas de un collar;
y que conoces ahora
sin poderlo remediar;
¡Guárdalo! Que al fin de cuentas,
te lo iba a regalar.