Todas la mujeres son la misma mujer,
No hago diferencias entre ellas,
Ni del color del pelo, ni de los ojos,
Ni cuanto miden ni cuanto pesan.
Me gustan sencillamente porque despiertan mi amor
de mil formas diferentes, todas y cada una de ellas;
Mi corazón va dibujando estrellas con sus latidos,
Sin prestarle atención a los meros caprichos de los rasgos.
Amo a una y amo a todas, pues de amor se trata todo,
Yo y mi cien mil mujeres, algunas ya las conozco, otras nunca lo haré,
Pero a cada una de ellas les dedico este poema,
Un poema de amor por si tal vez.
Mario Tadeo Paz