Lleva la certeza entre las flores
y aun en silencio las hojas la delatan
abrumadas de rojo y primavera.
Lleva el ardor de los primeros pulsos
y en su mejor silueta la razón se aturde
y al vibrar canta un duende.
Lleva para siempre
los ojos del deseo y la piel temblando
hasta el rincón de los deseos indecibles,
hasta las claves de la aurora.
Es tanto fuego y tanto ardor
que si el cosmos vistiera en sombra
bastaría su voz para encenderlo.
Poema enviado por : Ricardo Rubio
junio 20th, 2009 at 7:08 pm
ME ENCANTO,MUY ESPECIAL