Este es el último poema que te escribo, ya no volveré a pensar en ti, ya me iré tras la sombra de un recuerdo, con un pensamiento y un final.
Hoy se baja la cortina de una última función, hoy se han llevado la utilería, las ropas de aprendiz, las luces de estudio y todo ha quedado en oscuridad.
Dentro de mi existe un dolor incalculable, incomprensible, irresistible, es un pesar que no puedo resistir, que mis huesos, que mi alma y hasta mi propio espíritu no pueden contener dentro de mi ser.
Hoy subrayó tu nombre por última vez, con la tinta de mi pluma, con la tiza del tablero, y con el crayón de mi infancia.
Estoy triste, muy triste, que al escribirte por última vez, me faltan fuerzas para sostener el corazón, para que mis lágrimas no se hagan una con la tinta de la pluma.
Hoy te despido, no volveré a escuchar tu voz, mirar tus ojos, y tocar tus manos, quisiera decirte que mi alma esta en reposo, que nunca más te extrañare… pero no puedo, mi alma, mi corazón y mi propia vida, están ligada a ti.
Decido soltar la soga, dejar correr el tiempo, ese tiempo que soñé fuera mió, esa esperanza que solo rose con la punta de mis dedos, como la mirada de un niño con ojos triste cuando su madre se aleja, fue solo un sueño del cual nunca quise despertar.
Mi deseo, y mi esperanza se fueron como la niebla en la mañana, cuando los rayos del sol tocan la ventana, y la noche desaparece y se vuelve a dormir, como la luna se va y anhela regresar.
Mis manos tiemblan, mis ojos se ahogan, quisiera escribirte y despedirme, quisiera dejar esta pluma y romper este papel… pero no puedo… por que fuiste, por que eres y serás, mi mente, mi corazón y mi alma.
Este es el último poema que te escribo.