Querida amiga y compañera,
aquella que ha presenciado mis lágrimas
aquella que me dio fuerzas para seguir
aquella que me decía lo que estaba mal.
Mi confidente, mi todo, mi luz en el camino
te podré comparar con mi ángel guardián
aquella que me hace ver mis errores y los acepta también,
la única que sabe lo que voy hacer.
Si alguna vez te lastimé, lo siento, no lo quise hacer.
Pero si un día te me vas
espero no olvides a tu amiga sin igual,
aquella que te acompañará
aunque sea en tus recuerdos no más.
Gracias, mil gracias por ser mi amiga de verdad.