Un amigo es alguien que escucha sin juzgar si estás o no equivocado,
si eres bueno o malo, y te ayuda a definir tus pensamientos y a orientarte.
Cuando te criticas a ti mismo,
un amigo te recuerda todo lo bueno que hay en ti y que quizás has olvidado.
Cuando compartes con un amigo,
las decisiones son más fáciles y los problemas pierden importancia…
Un amigo te da el precioso regalo del tiempo:
tiempo para compartir, analizar nuevas ideas y reflexionar sobre las viejas.
No importa cuánto tiempo pasen juntos,
descubres en ti nuevas dimensiones gracias al anexo y al espejo de la amistad.
Un amigo te quiere por lo que eres, no por lo que haces.
Cuando así te aceptan, puedes fijarte metas más altas, esforzarte más y lograr más.
A través de una estrecha amistad, aprendes el arte de dar.
Creces, te haces más generoso, sientes más profundamente y tu ayuda es más eficaz.
Al ver la felicidad que propicias en otros
te sientes más satisfecho y aumentas tu capacidad de amar.
Donde quieras que vayas en la vida,
no importa la etapa o lugar que alcances,
un amigo que ha penetrado tu alma, nunca te abandonará,
guiándote con cariño, siguiéndote con fidelidad y caminando por siempre a tu lado.