El agua caía muy lentamente,
sobre nuestros cuerpos desnudos,
aún lo sigo sintiendo.
Siento tus besos,
esos besos que comenzaban suaves,
pero que, al aumentar nuestro deseo,
se hacían cada vez mas profundos.
Recuerdo tus manos,
esas manos que sabían como y donde acariciar,
como hacer que mi cuerpo ardiera en llamas,
esas manos que bajo la lluvia,
recorrían cada centímetro de mi cuerpo,
iban y venían, subían y bajaban…
Recorrían mi cara,
pasaban por mi cuello,
mis hombros,
por mis pechos,
se estacionaban unos instantes en mi cintura,
mientras tus labios me besaban,
mientras mis manos,
acariciaban tus brazos, tu espalda mojada.
Continuaban su camino,
una y otra vez…
Aun siento,
como mi cuerpo quedaba capturado
entre tu pecho y la pared.
Tus manos acariciando y presionando mis piernas,
que colgaban en el aire,
apoyadas en tus caderas, sostenidas por tus manos…
Mi amor,
que bello fue…
Que aquella noche,
me hicieras tuya…
¡Bajo la lluvia de la ducha!