No hay luz, si no hay sombra.
No se siente calor,
si no se ha experimentado el frío.
No se aprecia la salud,
si no se ha sentido la enfermedad.
No se reconoce la riqueza,
si no hubiera pobreza.
No se disfrutaría la paz,
si no se reconocieran los estragos de la guerra.
No se deleitaría uno con la paz del silencio,
si el bullicio y el ruido no nos hubieran molestado.
El descanso sería tedioso,
si nunca hubiéramos sentido cansancio.
No se distinguiría el orden,
si no hubiera desorden.
No llegaríamos a entender el valor de la vida,
si no pasáramos por el dolor por la muerte.
No debemos desesperarnos cuando algo
negativo o doloroso nos ocurra,
puedes estar seguro que no tarda
en llegar el consuelo, la luz y el bienestar.
«La hora más oscura es siempre antes del amanecer»