Si te pintara le faltarían
colores al invierno.
Le faltarían los blancos
rebeldes de tus Cabellos.
Y la dulzura de las pupilas
de tus ojos tan negros.
Y el manantial cristalino
que desciende siempre
de tus tiernas manos.
Porque a no ser que seas,
rosa o clavel abierto de verano
es imposible reproducir
sabores, tocar con fino tacto,
el corazón que late en tu pecho
cuando muere de improviso el día
junto al verde y octagonal ocaso.